Festival de beethoven por Rafal Olvinski

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viernes

PAUL AUSTER. La Invención de la Soledad [2.1]


El libro de la memoria

De vez en cuando, A. se sorprende a sí mismo mirando una obra de arte con los mismos ojos con que observa al mundo, aunque sabe que leer las imágenes de ese modo es una forma de destruirlas. Piensa, por ejemplo, en la descripción que hace Tolstói de la ópera en La guerra y la paz. En aquella escena, nada se da por sentado y por consiguiente todo se reduce a un absurdo. Tolstói se burla de lo que ve limitándose sólo a describirlo: "En el segundo acto había monumentos de cartón sobre el escenario, y un agujero redondo en el telón de fondo que representaba la luna. Las candilejas estaban cubiertas por pantallas y los cuernos y los contrabajos hacían sonar sus graves notas, mientras la gente salía de ambos lados del escenario con capas negras y blandiendo unas armas que parecían dagas. Luego otros hombres irrumpieron en el escenario y se llevaron a la doncella que antes vestía de blanco y ahora de azul claro. Pero no se la llevaron enseguida, primero cantaron con ella durante un buen rato, hasta que por fin la sacaron a rastras. Detrás de las cortinas retumbó tres veces un sonido metálico y entonces todos se arrodillaron y cantaron una canción. Aquellos actos fueron interrumpidos repetidas veces por los gritos entusiastas del público".
   También existe la tendencia equivalente pero opuesta de mirar al mundo como si fuera una extensión de lo imaginario. esto también le ha ocurrido a A., aunque odie aceptarlo como una actitud válida. Al igual que todo el mundo, él busca un significado; su vida está tan fragmentada que cada vez que encuentra una conexión entre dos fragmentos, siente la tentación de buscarle un significado. La conexión existe, pero otorgarle un significado, mirar más allá de la cruda realidad de su existencia, sería construir un mundo imaginario dentro del mundo real, y él sabe que ese mundo no se sustentaría. En los momentos de mayor valentía, adopta el sinsentido como principio básico; pero luego comprende que su obligación es ver lo que tiene delante (aunque también esté en su interior) y describir lo que ve. Está en la habitación de la calle Varick; su vida no tiene sentido; el libro que escribe no tiene sentido. Allí está el mundo y las cosas que uno encuentra en él, de modo que hablar de ellas es pertenecer a ese mundo. Una llave se rompe dentro de una cerradura y ha sucedido algo; lo que equivale a decir que se ha roto una llave dentro de una cerradura. El mismo piano parece existir en dos lugares diferentes. Un joven acaba viviendo en la misma habitación donde veinte años antes su padre se enfrentó al horror de la soledad. Un hombre encuentra su antiguo amor en la calle de una ciudad extranjera; y eso significa sólo lo que es, nada más ni nada menos. Luego escribe: "entrar en este lugar es como esfumarse en un sitio donde el pasado y el presente se encuentran". Y más adelante: <<"como en la frase: escribió el Libro de la Memoria en esta habitación">>.

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